El ser humano tiene la capacidad de adaptarse a muchas cosas entre ellas, las de condicionar su visión a las diferentes calidades lumínicas, pero las deficiencias en las mismas pueden producir no solo fatiga en nuestra vista, sino una considerable reducción en el rendimiento de nuestros quehaceres.
Es por tal motivo que los arquitectos hoy en día tienen que trabajar a la par con los diseñadores de iluminación o implementar ellos mismos las especificaciones de las instalaciones eléctricas en base a las normas que rigen el diseño de instalaciones de iluminación no solo en las construcciones de hogares, sino sobre todo en los entornos de estudio y de trabajo para contribuir así en la mejora del rendimiento laboral y por supuesto en el bienestar y salud de los estudiantes y trabajadores.
Un estudio de la consultora alemana Fraunhofer IAO en el 2015 señaló que en empresas con altos estándares de diseño de interiores, la productividad tiende a incrementar hasta el 36%. Mientras que un estadio del Light Right Consortiums, grupo de empresas multinacionales con sede en Estados Unidos que se estableció en 1998 para fomentar la iluminación de alta calidad y de bajo consumo en el lugar de trabajo, llegó a la conclusión de que la luz incrementa la productividad, ya que una tercera parte de los entrevistados afirmó que laborar en estaciones de trabajo con iluminación dirigida únicamente hacia abajo era desagradable, en comparación del 91% que encontró que los ambientes con iluminación directa y/o indirecta eran agradables.
Es por eso que la iluminación en los centros de trabajo debe abarcar una serie de medidas que se deben tomar en cuenta para su implementación adecuada en diferentes tipos de interiores como oficinas, talleres y grandes centros industriales; y para su uso en diferentes tipos de actividades como lectura, escritura, uso constante de computadoras, trabajos de gran precisión o intensas actividades industriales.
Los diseñadores y arquitectos deben de adaptar el nivel de iluminación en función de la actividad y de la zona de trabajo. Para ello, deben tener en cuenta detalles como la edad del trabajador, la distancia entre el ojo y el objeto, pero, sobre todo, el contraste entre los detalles del objeto y el fondo sobre el que destaca el propio objeto. Siguiendo esos detalles al extremo se evitarán corren riesgos para la seguridad y salud de las personas que dependen de las condiciones de visibilidad para efectuar su trabajo.
Siempre que sea posible, los lugares de trabajo deberán contar con una iluminación natural, que tiene que complementarse con una artificial cuando la primera, por sí sola, no garantiza las condiciones de visibilidad adecuadas. Los expertos en decoración y diseño saben bien que siempre se debe orientar la luz (artificial) adecuadamente hacia los materiales y objetos con los que se trabajan evitando los reflejos sobre el material. Para lograr eso la instalación lumínica debe ser focalizada en los puestos de trabajo que lo requieran cuando la iluminación general sea insuficiente y estar ubicada oblicuamente por detrás del hombro izquierdo o derecho si es un trabajador zurdo.
Si en una oficina o centro de trabajo convivirán una gran cantidad de monitores (computadoras de escritorio, laptops, televisores, proyectores, etc), el diseño y la arquitectura de la misma no sólo debe tener en cuenta la cantidad de luz, sino también la calidad. Existen normas en Estados Unidos y Europa que determinan la cantidad de luz que se debe usar en ciertos lugares y especificaciones en cuanto al deslumbramiento (que la entendemos como la pérdida momentánea de la visión producida por una luz o un resplandor muy intensos).
Existe el deslumbramiento indirecto generado a través de monitores, papeles u otras superficies, debido al alto brillo de los dispositivos u artefactos eléctricos o por un contraste excesivo entre las superficies iluminadas. Y el deslumbramiento directo que se origina por la luz que incide en los ojos del usuario, cuando éste se encuentra colocado a cierto ángulo (incorrecto) en relación con los artefactos que dan luz como lámparas o focos.
Estos deslumbramientos se pueden corregir con el uso de luz suave dentro de artefactos desarrollados con este propósito, que transmitan luz indirecta y difusa que genere muy poco contraste. Además, de utilizar también nuevas tecnologías en dispositivos de luz directa-indirecta, como los microprismas y la guía de ondas que hacen que el deslumbramiento sea mínimo.
Para un diseño interior centrado en el bienestar es muy importante tener en cuenta las reacciones psíquicas emocionales que producen los colores y que matizados que con una buena o mala iluminación pueden generar diversos estados de ánimo en el trabajador. Por ejemplo, los techos con colores cálidos y oscuros generan seriedad. Sin embargo, esos mismos colores en las paredes y suelos, provocan seguridad.
Por eso, hoy día, en las construcciones se ha puesto mucho énfasis en la disposición y en el diseño interior del lugar de trabajo. La buena iluminación puede fortalecer el diseño interior, pero una mala puede reducir el efecto que se quiere lograr en el diseño del lugar, en este caso del centro de trabajo.
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