Las definiciones de las palabras arquitectura y diseño no significan lo mismo para todos. Las características, componentes y actores de estas tampoco. Lo poco o mucho que podamos saber de estas dos disciplinas artísticas se ha ido construyendo en el imaginario (mente) colectivo (de las personas) a través de su propia construcción de cultura muchas veces influenciada por los medios de comunicación.
Empecemos por definir “Imaginario colectivo”. Es un concepto propio de las llamadas ciencias sociales, acuñado por el filósofo y sociólogo francés Edgar Morín en 1960, que designa al conjunto de mitos y símbolos, que funcionan efectivamente como de «mente»(propia de la mente) social – colectiva. Su teoría dice que las ideas representadas por esos mitos (palabras) y símbolos (hechos) son propiciadas tanto en su dimensión real como en su dimensión imaginaria (transferencias y proyecciones) por los medios de comunicación; y nos hace identificarlas en los productos de consumo y las personalidades mediáticas (líderes sociales, políticos o religiosos y famosos). Estas ideas sociales – colectivas se desarrollan a su vez en arquetipos como el obrero, el profesional, el loco o el ladrón; o temas universales como el amor, el tiempo o la juventud.
La idea que tenemos de arquitectura ha variado mucho con el tiempo. Desde que apareció en la Antigua Grecia ha sido considerada como un arte, pero el concepto de arte es el que ha cambiado. La arquitectura lo es porque se incluye como una de las Bellas Artes Clásicas: arquitectura, escultura, pintura, música, declamación y danza), “es el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir edificios, modificando el hábitat humano y estudiando la estética, el buen uso y la función de los espacios, ya sean arquitectónicos o urbanos”… En la actualidad no basta que la arquitectura sea bella, debe ser original, creativa y expresiva.
Es una idea errónea creer que el único responsable de la arquitectura es el arquitecto, no hay que olvidar a los diseñadores y obreros, pero sobre todo a los docentes que son ellos los que pueden crear a los artistas. Se convierte entonces en fundamental entender la influencia de los medios de comunicación en el desarrollo de la conciencia colectiva de lo que es este arte y cómo se llevan a cabo sus procesos de creación, producción, difusión y consumo.
Son las revistas (especializadas), las webs y blogs, los catálogos comerciales, las exposiciones temáticas, la publicidad y no solo los textos pedagógicos los que se pueden considerar fuentes para comprender a la arquitectura en su total dimensión. La obra arquitectónica en sí misma comunica, pero se necesita ir al lugar donde está para contemplar la obra, por eso el arquitecto y la arquitectura necesitan a los medios para tener contacto con la población para que la obra se comprenda en la vida cotidiana. Esta mediatización de la arquitectura es la que crea el imaginario colectivo de que la obra es del arquitecto, pero sabemos que realmente no es así.
¿Y cuál es nuestra idea de diseño? En verdad es un concepto amplio. Para los fines de este texto lo podemos definir como el proceso previo de configuración mental, en la búsqueda de una solución en cualquier campo y que se aplica sobre todo en los campos de la industria, ingeniería, arquitectura, comunicación y demás disciplinas que requieren creatividad. Esa búsqueda de la solución se plasma mediante esbozos, dibujos, bocetos o esquemas. El acto mismo de diseñar no es un hecho artístico en sí mismo, aunque puede valerse de los mismos procesos en pensamiento y los mismos medios de expresión como resultado.
Con el transcurrir del tiempo los valores que se le habían asignado al significado de diseño han variado. Hoy en día lo que importa es la artisticidad del diseño (más que su practicidad), esta valoración se empieza a dar a mediados del siglo XIX, con el Romanticismo donde se valora más las ideas del artista que sus destrezas. Y es que a diferencia de las demás artes, el diseño (en este caso arquitectónico) no es un fin en sí mismo, es un medio de producción que permite llegar a un objetivo final: la construcción de un objeto: casa, escuela, templo o edificio.
Como se ve la percepción que tenemos de un concepto o cosa puede ser distinta a la de otra persona y variar en el tiempo, formarse a raíz de nuestras influencias y desarrollarse de forma determinada según nuestro contexto o entorno. Y las ideas que tenemos de la arquitectura y el diseño no son la excepción, siendo la creatividad el factor que une a estas dos artes, ciencias o disciplinas que buscan un fin común la belleza práctica de un objeto o lugar.
Fuentes:
Revista 925: http://revista925taxco.fad.unam.mx/index.php/2019/02/07/el-imaginario-colectivo-y-la-percepcion-de-nuestro-entorno/
Universidad de Palermo: Facultad de Diseño y Comunicación
Web Arqa: Reflexiones sobre arquitectura
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